martes, 4 de octubre de 2011

Y miro...




Y miro por la ventana de tus ojos,
intensos como un sol al atardecer;
me entremezclo con esos gemelos perlados
y anhelo quedarme a descansar en ellos.

Y juego con tus cabellos, inmensos como el mar,
que me abrasan en lo profundo del alma;
me dejo llevar por ese dócil huracán
y permito que se entretenga entre mis dedos.

Y observo el puñito de tu corazón,
dulce como una manzana con roja miel;
ausculto sus movimientos, y me estremezco
pensando en timonear tu ardiente velero.

Y me prendo de tus manos acaneladas,
llenas de brillantes puntos multicolores;
que destilan aceites para este amor
en tanto que andamos por tus suaves orillas.